Ramoncín 1976-79, el ascenso al estrellato contado por Carlos Michelini (1ª parte)

Lunes, 7 de julio de 2014.-
Sobre los primeros pasos discográficos de Ramoncín suele reiterarse una especie de narración oficial comúnmente aceptada, pero no recuerdo haber leído nunca la versión de Carlos Michelini, el músico en el que se apoyó para su despegue. Hace poco el propio Michelini contactó con este blog para desmontar algunos tópicos que le dejan en mal lugar.

“Es la primera vez que cuento estas cosas, nadie se ha molestado nunca en preguntarme. En las pocas entrevistas que me han hecho nunca mencionaron este tema, y yo he permanecido en silencio. Siempre pensé que el tiempo pondría a cada cual en su sitio… aún hoy me pregunto si he sido tonto o sabio”

Pueden leer sus comentarios al final del texto aludido. Como no parece suficiente que sus opiniones se queden medio escondidas entre la discusión posterior a una entrada tan polémica, recuperamos aquí su testimonio para reconstruir el relato de esos años vertiginosos. Con sus palabras en primera persona, que al fin y al cabo él estuvo allí. Vamos con la historia.

Todo empezó en 1976, cuando un grupo de Vallecas más bien novato puso un anuncio en la prensa musical buscando un cantante “que se lo monte bien sobre el escenario”. Y allá que se presentó un chico de Legazpi entonces llamado José Ramón Martínez, que por lo que se ve cumplió con creces el requisito exigido. Nunca tuve queda claro si en ese momento tenían nombre, puede que Siracusa, pero pronto empiezan a ser conocidos como los W.C. Supongo que los chavales tirarían musicalmente hacia el rock duro vallecano, pero el tal Ramón seguro que pensó que le iba a ir mejor con un toque punk que diera mejor salida a esas letras tan cojonudas que él escribía. En principio las músicas serían cosa de Jerónimo Ramiro, el guitarrista.

Ramoncín y Jero RamiroRamoncín y Jero, en la tierna infancia

El joven Ramón pronto pasa a la historia y se reencarna en el personaje público conocido como Ramoncín. Va ganando notoriedad a toda prisa y, claro, en ese proceso los chavalitos vallecanos de W.C. pierden pie de forma inevitable. Ramoncín consigue hacerse un hueco en la noche madrileña, se codea con la intelectualidad y se hace tan amigo de Umbral que su nombre se cuela con frecuencia entre las negritas de sus columnas. La perspectiva de dar el salto a los medios y cazar un contrato discográfico plantea la necesidad de instalar al grupo en un nivel profesional que en esos momentos no tenía, y en ese preciso instante aparece en escena Carlos Michelini.

“Cuando me proponen participar en ‘Ramoncín y WC’ había posibilidad de grabar un primer vinilo, pero era necesario conseguir un nivel de calidad en el producto que debido a la inexperiencia de los miembros del grupo resultaba imposible. Hay que tener en cuenta que en los años 70 para entrar a un estudio de grabación de una multinacional (EMI) se exigía a los músicos formación y profesionalidad, requerimiento del cual Ramoncín estaba exento por su condición de estrella mediática. Esto sumado a que en realidad lo único que interesaba a las discográficas y a la prensa era el personaje público creado por Ramoncín propició que el resto del grupo no continuara en el proyecto”

Rebobinemos un par de años para explicar de dónde procedía este guitarrista. Michelini había sido pieza clave en una de las refundaciones de Vox Dei. Este grupo pionero del rock argentino se quedaba en ese momento sin Ricardo Soulé, su guitarra original, así que Willy Quiroga y Rubén Basoalto llaman a Carlos para cubrir su baja. Grabó con ellos un solo LP antes de decidirse a cruzar el charco, pero ese disco demuestra por sí solo que el sonido del primer repertorio de Ramoncín era totalmente de la marca Michelini. Aquí tienen la prueba.

¿No les resulta familiar esa guitarra? Pues claro, es la misma que hemos oído mil veces en los dos primeros discos de Ramoncín. Con lo espabilao que era, Ramón vio claro que este argentino ya venía de su país con un doctorado en rocanrol, mientras que la mayoría de los guitarristas de los barrios madrileños andaban todavía un poco estancados repitiendo primaria. Recién llegado a Madrid, tuvo que ser raro para Carlos Michelini unirse a un grupo cuyos miembros estaban situados varios escalones por debajo de él, tanto en edad como en capacitación musical. No sé si llegaría a haber detalles feos en lo personal, pero parece claro que en cuanto se juntaron los dos guitarristas mano a mano, las seis cuerdas pusieron a cada uno en su sitio.

Resultaba imposible que una persona que solo tenía 15 años de edad y nada más que uno de experiencia con la guitarra estuviera capacitada para poder participar”

El papel de guitarra solista tenía que ser para el que más sabía y, así las cosas, Jero y los demás chicos de W.C. seguro que mirarían con bastante recelo a Carlos Michelini. El listillo de Ramoncín lo había colocado con calzador y encima va el tío y toma partido por él. Cómo no iba a hacerlo, si Michelini era un profesional del rocanrol y ellos no. El ansiado contrato estaba al caer. Después del famoso encontronazo con un capo de la industria que quedó inmortalizado en la canción El Rey del Pollo Frito, como ya explicamos hace un par de textos, finalmente se llega a un acuerdo con la EMI, que rápidamente organiza la grabación en Barcelona con músicos de estudio y una exuberante sesión de fotos en la factoría Popular 1, entonces lo más de lo más.

Sesión de fotos de Ramoncín y W.C.?Intimando con la rubia del Popu

Está claro que Ramón y Carlos fueron quienes tomaron el puente aéreo. Las razones ya se han explicado y eran obvias, pero los que al final quedaron en tierra no pudieron evitar sentirse traicionados. Todo esto fue narrado con bastante resentimiento en la biografía oficial de Jero y algunos de esos párrafos fueron luego copiados y empeorados en Wikipedia. Esa parte concreta desapareció últimamante de su web, pero aún puede consultarse en una especie de archivo mundial que hay por ahí. Según Jero, los dos compañeros de grupo que volaron a Barcelona directamente le robaron su música. Tras años de silencio, Michelini por fin explica su versión de los hechos.

Mi trabajo consistió en hacer los arreglos e intentar dar coherencia a los 5 temas que formaban el repertorio hasta mi incorporación y los que posteriormente elaboramos los dos exclusivamente. Los temas que ya existían eran una ‘gran bola de ruido’, con cambios de compás y armonías delirantes. Darles coherencia fue un reto. Tuve que dedicarle mucho tiempo, trabajo e imaginación hasta lograr que fueran presentables, respetando las melodías que, insisto, eran obra de Ramón”

Si existían previamente cinco canciones, la cuenta que sale es que Michelini y Ramoncín trabajaron juntos en tres canciones más hasta completar el LP. Una sería Ponte las gafas o Paga a tu hombre y las otras dos nos las confirma Michelini: “En ‘Noche de 5 horas’ y ‘El loco de la calle larga’ no participó nadie más”. De una de ellas se siente Ramoncín especialmente orgulloso, pues es de las que más perduró en su repertorio de directo.

Sonaba bien en este especial de TVE grabado en Pamplona con su grupo de mediados los años 80, pero no tanto como la que salía en el álbum original con la guitarra de Carlos Michelini.

Ramoncín y W.C.?La portada del disco de la discordia

La publicación del primer LP en 1978 desató la polémica en cuanto las partes implicadas leyeron los créditos del disco. La autoría de todas las canciones se acredita a J. Ramón Martínez y a Carlos J. Michelini, para pasmo sobre todo de Jero Ramiro. Hay dos asuntos en disputa, por un lado la autoría en sí y por otro el cobro de los derechos de autor. En ambos asuntos el señor Michelini habla con conocimiento de causa. Leamos sus explicaciones.

“Firmé con Ramoncín la autoría de los temas por haber llegado a ese acuerdo, pero en realidad la melodía registrable siempre fue obra suya. La letra y la línea melódica es la parte de la obra musical que se registra en la SGAE y que es susceptible de percibir derechos de autor, pero no los acordes ni los ritmos de acompañamiento, que pueden ser modificados en diferentes versiones sin que esto otorgue derechos

Entonces, según Michelini, la autoría era de Ramoncín y podía perfectamente haber firmado las canciones en solitario. Si no lo hizo, vistos los acontecimientos posteriores, no fue por altruismo ni por compañerismo, sino lisa y llanamente por desconocimiento.

“En efecto, Ramón podría haberlas registrado a su nombre. A pesar de tantos años en la SGAE, él solo se enteró cuando yo se lo dije a raíz de la polémica. Entonces comenzó a cambiar sus declaraciones diciendo que las compartió por generosidad”

Y Carlos Michelini aporta aquí una argumentación interesante: “Él solo puede cantar lo que le sale, ahí está como prueba su famosa versión de Nirvana”. O sea, que lo que siempre hizo Ramón fue escribir letras y, sobre la marcha, elaborar una melodía que se adaptara a lo que él puede cantar; difícilmente podría robar canciones a nadie si luego se muestra incapaz de interpretar una melodía ajena. Lo de firmar los dos primeros discos a medias se entiende entonces como un pacto de colaboración entre dos artistas: uno aportaba su talento como showman y escritor, el otro sus conocimientos como músico.

Carlos Michelini y RamoncínMichelini y Ramoncín en pleno apogeo

Años después, justo cuando la polémica sobre la autoría del primer disco resurgía con fuerza, Ramón intentó solucionar por su cuenta el asunto pendiente que tenía con Jero y le añadió como coautor en las canciones del primer disco que le correspondían, aunque Michelini aclara: “El hacer figurar a alguien más en los créditos no tiene valor legal, a menos que se cedan los derechos de autor, cosa que yo como tal no hice”. Dice que podría haber reclamado, pero a la hora de la verdad “Jero no quiso atender mi intento de tratar el tema, según le dijo a Ramón: ‘porque Carlos Michelini no es nadie’”. Y no es el único revés que recibió, pues parece que todo le fue mal desde el principio.

No me reconocieron el trabajo de arreglador ni en los créditos ni económicamente. Hasta hace unos pocos años alguien que no conocemos (podría intentar averiguarlo) ha estado cobrando creo que un 17% de los derechos de autor. Este tipo de canalladas son comunes en este oficio, de hecho la editorial que es de la propia compañía discográfica te obliga a ceder el 50% de los derechos, Ramón y yo solo cobramos un 25% cada uno. Lo cierto es que estaba acostumbrado después de haber sido expoliado por la CBS y SADAIC en Argentina

Y por no alargarme más, lo dejo por hoy. Queda pendiente la etapa correspondiente al segundo disco, en el que la sociedad Ramoncín-Michelini acaba disolviéndose de forma turbulenta. Podrán leerlo aquí mismo en próximas fechas.

De los Archivos A70, hoy recuperamos el contenido íntegro de “Intro Rock Argentino”, que fue publicado originalmente el miércoles 1 de junio de 2011.

Ramoncín, incorrecto desde que nació

Sábado, 29 de enero de 2011.-
Antes que nada debo realizar la siguiente advertencia: voy a hablar bien sobre Ramoncín. Si alguien considera que su sensibilidad puede resultar herida, será mejor que deje de leer. Le pese a quien le pese, Ramoncín es una estrella del rock, una de las pocas estrellas de verdad que ha dado el rock en España. La prueba es que su música no tiene éxito desde 1990 y sigue siendo una estrella. Como acaba de recordarme Nevsky en el anterior post, nuestro querido José Ramón empezó a dar la nota desde que vino al mundo, pues nació en un taxi. También hay que reconocer que destacó como tocapelotas desde bien jovencito, como demuestra esta canción de su primer disco.

Vaya, buscando pelea desde el mismo inicio de su carrera, en este caso con el colectivo feminista. Este Paga a tu hombre se publicó en 1978 y hay que recordar que en aquellos tiempos las feministas eran muy bravas y peligrosas, se partían la cara por hacerse respetar. Las hijas de aquellas feministas están hoy en el poder y te pueden buscar la ruina por bastante menos de lo que se dice en esa canción. Y es que Ramoncín empezaba pegando fuerte. Él era de Legazpi, pero se infiltró en una banda vallecana de rock liderada por Jerónimo Ramiro y en poco tiempo se había apropiado del grupo. Metió a un guitarrista argentino amigo suyo (Carlos Michelini, que dicen que había tocado en Vox Dei) y fue echando a todos los componentes originales. Firmó con una multinacional y grabó como solista con músicos de sesión (W.C.? fue en realidad un grupo que nunca existió, supongo que eso es lo que quiere decir la interrogación final). Le echó tanto morro que firmó las canciones a medias con el nuevo guitarra y años después tuvo que reconocer que muchas de esas músicas habían sido escritas por Jero. El pobre era aún menor de edad y pagó la novatada, pero aprendió la lección y luego exhibió sus punteos en grupos como Ñu, Santa y Saratoga.

Ramoncín y W.C.? (1978) 

Pese al escándalo o escandalillo de la autoría de la música, lo que sí quedó claro desde el principio es que las letras eran de Ramoncín. Y qué letras. Descaradas y polémicas, en seguida sacudieron los cimientos del mundillo cultural. La música era rock, y bastante bien tocado para lo que se llevaba en las producciones españolas de la época, pero las letras tenían pura actitud punk, contra todo y contra todos. Para empezar, contra los amos de la industria musical, pues de eso iba en realidad la famosa El Rey del Pollo Frito. Este título de realeza se atribuyó de forma errónea a Ramoncín por el equívoco que generó el hecho de cantarlo en primera persona, pero en realidad hablaba de los popes de las discográficas con los que había tenido el gusto de negociar. Las cosas no han cambiado tanto: “oled mi mierda, oíd mis pedos”… supongo que eso es lo que pensarán los jefes del negocio (o de lo que queda del negocio) cuando lanzan al mercado lo nuevo de Bosé, Sanz o Bustamante. También había asesinatos de prostitutas (Noche de cinco horas), retratos de clásicos perdedores de la mitología urbana (Marica de terciopelo, El loco de la calle larga), invitaciones a la juerga rocanrolera (Cómete una paraguaya, Rock and roll duduá) y hasta consejos para un apocalipsis nuclear (“Ponte las gafas, ríete de ellos, méate en la acera, mastúrbate en el metro… nadie te verá”).

Repasando la lista, compruebo que Ramón utiliza varias veces el recurso de escribir en primera persona sobre personajes que no eran él. O sea, que los mismos necios que le adjudicaron el apelativo de Rey del Pollo Frito podían haberle acusado de proxeneta o asesino de mujeres… menos mal que nadie reparó en Paga a tu hombre ni en Noche de cinco horas. El caso es que, fuera por la canción que fuera, el disco tenía miga. Y como encima tuvo la jeta de salir cantando Marica de terciopelo en horario de máxima audiencia en la única tele que había, al día siguiente en las cafeterías y las colas de los mercados todo el mundo comentaba escandalizado: “¿viste anoche al payaso ese del rombo en el ojo?”.

Esta actuación convirtió a Ramoncín en el personaje del momento, pues dicen los entendidos que cualquier cosa que se emitiera en el primer canal de TVE a las diez de la noche tenía garantizados unos quince millones de espectadores. Este era el programa Dos X Dos, dirigido por el gran Fernando García Tola y con dos presentadoras, Mercedes Milá e Isabel Tenaille, interpretando el papel de niñas buenas. Más tarde también estuvo por ahí Carmen Maura, algunos años antes de que existieran las Chicas Almodóvar. En una noche, Ramón alcanzó la cumbre. Gonzalo Torrente Ballester elogió su calidad literaria y Paco Umbral empezó a hablar de él en sus columnas con cierta asiduidad. La amistad y el apoyo de Umbral metió a Ramoncín de lleno en el mundo de los medios de comunicación, su opinión era respetada y su firma aparecía en todo tipo de colaboraciones. Creo que incluso llegó a colaborar en El Jueves (¿o fue en Sal y Pimienta?)… las vueltas que da la vida.

Bueno, y todo esto viene a cuento porque en mi última batida por tiendas de discos de Madrid compré una edición remasterizada de este primer disco de Ramoncín, fechada en el año 2000. Hay que decir que la edición original se publicó en EMI, pero pronto salió tarifando con ellos y la compañía lo retiró de la circulación. Cuenta Ramón que, como le estaban haciendo la vida imposible, consiguió la carta de libertad presentándose en el despacho del director con un bidón de gasolina. Qué tío. El caso es que durante años, en los momentos de mayor éxito de los LP’s siguientes en Hispavox, llegaron a pagarse muchos miles de pesetas por Ramoncín y W.C.? y por Barriobajero en las ferias de coleccionismo, pues no había manera de encontrar esos dos vinilos… y treinta y pico años después, me encuentro el mismo CD en una tienda de segunda mano por 2 euros con 50. No tuve más remedio que comprármelo para resolver la siguiente duda: ¿estaría defectuoso o sería que a estas alturas el artista ya se encuentra totalmente depreciado? El CD suena como un cañón, bastante mejor que la cutrereedición en vinilo que tengo por casa. No sé si me gusta la manera en que se ha resuelto este misterio, pero al menos ahora puedo torturar a mi familia oyendo a todas horas Ramoncín y W.C.? con un excelente sonido en formato digital.

¿Pero qué habré hecho yo para mecerecer esto?
Ten paciencia, Ramón, ten paciencia

Espero su opinión, señor Nevsky, pues su comentario del anterior post demuestra sus amplios conocimientos sobre Ramoncín. Sepa que siempre le he considerado una gran autoridad en la materia. Mientras tanto, les dejo con otra cumbre ramonciniana: la tormenta de huevos podridos en el Parque de Atracciones madrileño. Las imágenes son del archivo de TVE, sincronizadas mal que bien con la toma en estudio de Cómete una paraguaya.